"Los sindicatos ganaron en 2011 más de 90 millones gracias a los ERE"
Los sumarios que la juez Alaya instruye en Sevilla están demostrando hasta
qué punto un expediente de regulación de empleo (ERE) puede constituir una
pesadilla para un trabajador, pero, al mismo tiempo, reportar beneficios a los
sindicatos que lo protegen. A estos últimos no les hace falta caer en lo
delictivo para obtener réditos de ellos; no en vano, muchos de las 373.380
personas que tuvieron que pasar por ese trago en 2011 quizá nunca lo sepan pero,
aun cuando no estuvieran afiliados a ningún sindicato, estos tuvieron derecho a
cobrar una media de 250 euros en concepto de "asesoría jurídica y técnica" a
cada uno de ellos, que se descontó de la indemnización que finalmente cobraron
por su despido.
Esa cantidad, multiplicada por las casi 380.000 personas que afrontaron un
ERE, arroja unas ganancias de 93,3 millones de euros para las centrales,
especialmente las llamadas mayoritarias, en el que fue el último ejercicio antes
de la entrada en vigor de la reforma laboral de 2012.
Con el decreto Ley de hace ya más de un año, la negociación de este tipo de
expedientes ha ganado en flexibilidad, pero hasta entonces se daban las
condiciones para que empresarios y sindicatos se vieran enfrascadados en un
proceso de diálogo arduo y prolongado, en el que se daba por supuesto que el
único representante legítimo de todos los trabajadores eran los delegados del
sindicato.
"En teoría, un trabajador tiene que dejar constancia por escrito de que
quiere beneficiarse de la asesoría jurídica sindical", explican desde un
importante bufete laboralista madrileño. Ahora bien, "casi nadie se toma la
molestia de repartir ese tipo de hojas y, por lo tanto, las centrales asumen
que, por defecto, ellos son los encargados de hablar en nombre de todos los
empleados".
Hasta 400 euros
El coste medio de la asesoría forzosa ha llegado a ser de 250 euros, aunque
podía ascender hasta 400 en algunos casos. Hay mucho margen para variaciones,
debido al boom que ha experimentado esta forma de despedir desde que comenzó la
todavía omnipresente crisis económica.
Cuando esta última se tradujo por primera vez en recesión del PIB, en 2009,
el número de ERE presentados se triplicó con respecto a 2008, de acuerdo con las
cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y desde entonces, con
escasos altibajos, se han mantenido en el entorno de los 20.000 anuales.
Pero no sólo ha habido cantidad, sino también variedad en la medida en que
han afectado a todo tipo de empresas, desde multinacionales a pequeños negocios.
Con todo, centrando la atención en los ERE de tamaño medio, es posible estimar
que, en esos casos, "las ganancias que obtienen los sindicatos por esas
regulaciones oscilan entre los 100.000 y los 300.000 euros", de acuerdo con las
fuentes jurídicas consultadas.
Son cifras abultadas, que justifican el despliegue de medios que tanto CCOO
como UGT han llevado a cabo para poder manejar el aluvión de ERE de los últimos
ejercicios. Así, la central ligada a IU ha llegado a tener a 400 abogados
laboralistas trabajando a tiempo completo en negociaciones de expedientes de
regulación. En cuanto al sindicato del PSOE, para dar abasto han necesitado a
cerca de 300 letrados.
Sin hacer distinciones
Conviene volver a subrayar que las centrales acaban cobrando mediante
descuentos sobre las indemnizaciones que los trabajadores finalmente cobran,
siempre que superaran los 20 días por año trabajado; y esas detracciones se
aplican aun cuando la compensación provenga de las arcas del Estado, es decir,
del Fondo de Garantía Salarial, el muy conocido Fogasa.
Es más, cuando la indemnización llega al bolsillo del trabajador despedido,
el descuento de la cuota sindical ya se ha producido y ésta, generalmente se
sitúa entre el 5 y el 10 por ciento del monto total de la indemnización. Es
difícil ser más concreto en cuanto a la cuantía del descuento, debido a que no
se expide ningún tipo de factura o de justificante en el que aparezca detallada
la operación.
De este modo, es difícil cuantificar hasta qué punto hay diferencias entre la
cantidad que desembolsan los trabajadores que sí están afiliados a alguna
organización sindical y los que no se hallan en esa situación. Todos pagan, pero
en teoría los que tienen carné sindical deberían beneficiarse de descuentos,
dado que ya pagan una cuota mensual en la que se incluyen los servicios de
asesoría jurídica y técnica. Los sindicatos siempre han defendido que hacen esa
distinción, pero lo cierto es que no existe constancia de la misma.
La opacidad tampoco hace posible hacer comparaciones de precios entre las
tarifas de los abogados buscados por el comité de empresa y las minutas que
tendrían que pagar aquéllos que prefirieran buscar sus propios medios para
defenderse en el proceso de negociación del ERE.
Las fuentes sindicales consultadas defienden que sus tarifas siempre se
encuentran por debajo del estándar de los bufetes laboralistas, pero no llegan a
concretar las cifras.
Con todo, puede darse la circunstancia de que sea la propia empresa la que no
reconozca a las centrales como representantes legítimos de los trabajadores
afectados por el ERE.
Este caso resulta frecuente en las multinacionales, pero también aquí la ley
permitía subterfugios para que el ERE siga reportando beneficios a los
sindicatos . "Se pueden crear multitud de sociedades asesoras o intermediarias
que, bajo la excusa de llevar a cabo informes y estudios para facilitar el
proceso de regulación de empleo de una determinada empresa, también cobran",
explican los expertos en este tipo de negociaciones.
COMENTARIO:
Desde el punto de vista ético, este artículo me ha parecido interesante y adecuado por la siguiente razón. Yo soy partidario de las retribuciones y de todo tipo de "feedback" que vaya en función de los resultados (positivos) obtenidos por el trabajo. Opino que es contraidicatorio e incoherente que se valore y se "den premios" por no sólo la no consecución de objetivos, sino por el mal trabajo llevado a cabo. En otros sectores, y en especial el privado, la mala actividad profesional se penaliza con el cese o despido de la parte responsable.
¿Cómo se puede ver beneficiado el organismo encargado de proteger al trabajador, precisamente cuando este está desprotegido? Este hecho es uno más a añadir a la lista de competencias e incompetencias de los sindicatos hoy en día. Éticamente ataca a valores como la honestidad, la transparencia, el buen trabajo y la profesionalidad.
Además, estos organismos son los primeros que ponen el grito en el cielo cuando otras organizaciones empresariales llevan a cabo acciones poco éticas o inmorales (según su punto de vista) Como conclusión, aportar que en España los sindicatos están tan subvencionados y son tan dependientes del dinero de otros, que pierden cualquier tipo de objetividad y su finalidad principal es la misma que su mayor enemigo (los empresarios), el dinero.
Fuente: Eleconomista.com
Fuente: Eleconomista.com
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