La mayoría del Ibex 35 cuenta con un código ético o normas de conducta,
pero lejos de ser un instrumento estático, sus pautas se revisan periódicamente
para introducir mejoras, adaptarlas a las prácticas internacionales, la
legislación y elevar el control sobre los riesgos extrafinancieros (éticos,
sociales y ambientales).
El fraude, la corrupción y el soborno, la malversación de fondos y el
procedimiento sobre entrega y aceptación de regalos son algunas de las
conductas que más preocupan a las empresas.
CaixaBank lo revisó en 2011 para actualizar las políticas anticorrupción y
la aceptación de regalos de terceros, clientes y proveedores, y Gas Natural lo
ha hecho en dos ocasiones desde su aprobación en 2005.
El consejo de FCC aprobó el año pasado la tercera edición del código ético,
para alinearlo con la reforma del Código Penal de 2010, que introduce la
responsabilidad penal de las personas jurídicas. Con este fin, ha elaborado un
Manual de Prevención y Respuesta ante Delito para mitigar las posibilidades de
que un empleado pueda cometer un delito del que se deriven responsabilidades
penales para las personas jurídicas.
Acciona aprobó en 2011 una nueva edición del código, original de 2007 para
ampliar su ámbito de aplicación, las medidas contra el soborno y la corrupción
y el apartado de relaciones con proveedores, contratistas y colaboradores. Un
año antes, el consejo dio luz verde a un Reglamento del Sistema de Prevención y
Detección de Hechos Delictivos para recoger la modificación del Código Penal.
Red Eléctrica aprobará en breve la revisión de su código ético de 2007,
actualizando los contenidos como consecuencia de los cambios legales,
recomendaciones de expertos y aportaciones de los empleados.
Entre los puntos a reforzar, figura el apartado Integridad, responsabilidad y transparencia, incluyendo la no
realización de ningún tipo de actuación contable que busque encubrir
operaciones o información financiera relevante, así como dos nuevas pautas de
comportamiento sobre donaciones a organizaciones benéficas, patrocinios y
colaboraciones y a la relación con los lobbies, y se enfatizan
aspectos como contribuciones a organizaciones políticas, blanqueo de capitales
y paraísos fiscales.
La herramienta más nombrada en estos documentos son los comités y
comisiones éticas, órganos creados específicamente para resolver dudas sobre la
interpretación del código, y que se encargan de su aplicación y de revisarlo y
actualizarlo periódicamente. Pero algunas compañías han dado un paso más,
reforzando este proceso.
Iberdrola reformó en 2011 el código ético, vigente desde 2002, para
mejorarlo y crear sendos buzones éticos, en los que empleados y accionistas
pueden denunciar confidencialmente conductas anómalas.
Valoración: Esta serie de reformas están realizadas con una buena base ya
que buscan mejorar la ética dentro de las empresas y de esta manera mejorar su
imagen, pero en mi opinión todos estos movimientos están llevados a cabo por
diferentes intereses por parte de las empresas.
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