Los cultivos solidarios entran de lleno en la cosmética
MADRID - 30/03/2012
Aceites de argán, oliva, palma, soja, jara, cacao, nueces amazónicas, camomila o miel son algunas de las numerosas materias primas alimentarias empleadas en la cosmética.
Aceites de argán, oliva, palma, soja, jara, cacao, nueces amazónicas, camomila o miel son algunas de las numerosas materias primas alimentarias convertidas en ingredientes habituales en la cosmética, cuya fabricación sostiene numerosas comunidades agrícolas a través de acuerdos de comercio justo.
Colectivos de indígenas, agricultores y mujeres emprendedoras en Marruecos, España, Brasil, Ghana, Etiopía, Nicaragua, Paraguay, Australia, Bulgaria, California, Italia o Reino Unido, entre otros países, se han convertido en proveedores de estas materias primas para multinacionales de la cosmética con quienes han firmado acuerdos de suministro a largo plazo.
La lista de ingredientes es inmensa y en empresas como The Body Shop o Aveda estas materias primas son su base del negocio; en otras, como es el caso de L’Oréal, han incrementado su uso y en estos momentos el 40% de las que utiliza derivan de plantas.
La fundadora de The Body Shop, Anita Rodick, fue la pionera en el uso de ingredientes naturales para fabricar productos de cosmética, así como en el desarrollo de iniciativas de comercio justo con diversas comunidades, que en la actualidad suponen más de 25 proveedores de 30 países, en Asia, África y Europa.
Fuentes de la compañía, que trabaja con los proveedores sin intermediarios, han subrayado que su relación “no es oportunista ni a corto plazo, sino que con algunos de ellos llevamos trabajando casi 25 años; con ellos buscamos continuidad, que sepan que todos los años tendrán un pedido por nuestra parte y que tengan ingresos seguros”. Según han subrayado, muchos de estos proyectos van muy ligados con las mujeres, “ya que en países en desarrollo son las que sostienen la unidad familiar”.
En el caso del The Body Shop, utiliza en sus productos manteca de cacao (de Ghana), aceite de oliva (Italia), azúcar de caña para los perfumes (Ecuador), aceite de semilla de sésamo (Nicaragua), miel (Etiopía) y cera de abejas (Camerún), entre otras.
Fuentes de Aveda, de la multinacional estadounidense Estée Lauder, han explicado a Efeagro que su política de ingredientes naturales exige que sean de origen renovable, sostenible y orgánico vegetal; que se obtengan de manera natural; que no causen impactos negativos a los ecosistemas de los que se extraen y que sus procesos de producción sean respetuosos con el medio ambiente.
Otro condicionante es que deben generar negocios justos y socialmente responsables a las comunidades que los abastecen, así como un desarrollo económico y cultural a las comunidades indígenas.
Los acuerdos de suministro de Aveda han proporcionado recursos para ayudar a pueblos y comunidades locales indígenas a organizarse y proteger las tierras (en Perú); a poblaciones amenazadas por la deforestación (sureste asiático); para combatir la destrucción de las costas (pueblos pesqueros de India) y para la extracción de los recursos y el desarrollo sostenible en las montañas de Nepal.
El interés de la industria en este campo va en aumento y L’Oréal, por ejemplo, ha puesto en marcha un centro de investigación especializado en productos naturales y orgánicos. Para la directora de compras solidarias de esta compañía, Chea Lun, estas actuaciones “no se trata de filantropía, sino una forma diferente y solidaria de hacer negocios que persigue el objetivo de aprovechar el poder de compra del grupo para integrar a las poblaciones más vulnerables y recrear el tejido económico y social”.
L’Oréal, con más de 100 proyectos de suministro en todo el mundo, adquiere materia prima de comunidades de Mali, Burkina Faso, Marruecos y China.
Su directora de compras de materias primas, Caroline Hoffert-Bach, ha subrayado que la compra de aceite de argán ha permitido a las mujeres marroquíes aumentar sus ingresos, al ganar dos veces más que el salario mínimo agrícola en dicho país.
En el caso de Kiehl’s, la compañía trabaja con la cooperativa marroquí de aceite de argán Targanine, en la que trabajan 2.000 mujeres, y con la que a fin de preservar los bosques de esta variedad tiene un proyecto de reforestación.
La empresa espera ver pronto el efecto del programa de compra de la manteca de karité, también denominada como “el oro de las mujeres”, que sería una fuente adicional de ingresos para las mujeres rurales en Burkina Faso y Mali.
COMENTARIO
Tras la lectura de este artículo, nos damos cuenta de cómo empresas de cosmética como l’Oréal y, sobre todo, The Body Shop, se centran no tanto en la obtención de beneficios sino más bien en la protección del entorno humano, animal y medioambiental.
Es el sello “Cruelty Free” el que se encarga de afianzarlo.
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