7 may 2010

Ética y Fútbol

18 de abril.- ¿Debe el 'mister' Domenech convocar a Ribéry, Govou y Benzema para el Mundial? La cuestión ha encontrado respuesta en un sondeo realizado por el diario 'France Soir'. Resulta que el 67% del vecindario transpirenaico aprueba la inclusión del triunvirato en la delegación de Sudáfrica, mientras que el 25% es partidario de castigar a los futbolistas para hacerles expiar ejemplarmente sus relaciones con una prostituta de lujo y menor de edad.
Es importante mencionar la edad de la meretriz porque el hecho de haberse acostado con una mujer menor de 18 años implica un delito, aunque ninguno de los futbolistas, citados por el juez en calidad de testigos, ha sido acusado todavía. Quizá porque a propia prostituta ha declarado que los internacionales 'bleus' desconocían que fuera menor de edad. O porque el objetivo del proceso judicial consiste en desmantelar una intrincada red de proxenetismo.
El debate no se atiene exclusivamente a la realidad francesa. Trasciende el Hexágono a cuenta de los pormenores morales y éticos. Es razonable proscribir a Ribéry y a Benzema si la justicia los condena, pero resulta llamativo que se les pretenda demonizar a cuenta de sus deslices sexuales y que se les recuerde sus deberes como modelos de la sociedad.
Quiere decirse que al jugador de fútbol se le exige un comportamiento ejemplar fuera del terreno de juego, sin valorarse cínicamente que el contexto profesional en que se desenvuelven distan mucho de poderse considerar un espacio de pudor y filantropía.
Me refiero a la opulencia de unos clubes y a la megalomanía de ciertos presidentes. También aludo al tráfico de mercenarios y a la explotación de las canteras, por no hablar del los movimientos ultras, de las apuestas o de la superposición del negocio sobre el deporte.
Ribéry se ha ido de putas, para entendernos. Igual que ha hecho Benzema y que hacen centenares de jugadores. El problema es que su caso ha trascendido. Incluso se ha aireado que semejante comportamiento vulnera los principios del Corán e irritan a su esposa musulmana.
La amalgama de principios y de argumentos desenfoca el problema. Entre otras razones porque es más sencillo señalar a un futbolista y avergonzarlo en su papel de ídolo descarriado que admitir la inhibición de la propia sociedad en sus deberes. No corresponde a Ribéry educar a otros hijos que no sean los suyos, como es tarea de los padres y de los profesores administrar los modelos de conducta en la progenie y el alumnado. Más aún cuando la idolatría a Cristiano Ronaldo, figura absoluta de la mercadotecnia y sublime futbolista, no proviene de su nobleza ni de su creatividad ni de su caridad. Lo hace de sus abdominales, de su Ferrari, de su dinero y de su harén.
Tendría gracia que Domenech y cualquier otro profesional del banquillo seleccionara a los jugadores en función de su compromiso moral, de su bonhomía y de su generosidad. Sería más importante aprenderse el catecismo que emplear la pierna izquierda. Contaría más aprenderse la declaración de los derechos del hombre que practicar la chilena.
Por supuesto que el fútbol y el deporte reúnen unos valores y unas nociones éticas, especialmente dentro del césped y a cuenta del respeto al contrario, pero no han sido Ribéry ni Benzema quienes los han transgredido.

Comentario personal:

Este suceso relaciona dos aspectos: la ética y la búsqueda del beneficio propio. Como narra la propia noticia tres famosos futbolistas de la selección francesa han sido acusados por haber mantenido relaciones sexuales con una prostituta, que era menor de edad sin que los implicados fueran conscientes. Obviamente, esto ha causado un revuelo no sólo en su país sino en todo el mundo deportivo. Ahora, con el mundial de fútbol de Sudáfrica a la vuelta de la esquina la selección de Francia se plantea apartarles del equipo como castigo o dejar que pase el huracán y que puedan jugar. Por eso mismo entran en acción la ética y el beneficio propio ya que estos 3 jugadores son imprescindibles para equipo mientras que por otra parte también son el ejemplo de muchos niños que se ven reflejados en sus ídolos.
A mi parecer deberían ser sancionados por muy importantes que sean ya que han tenido la fortuna de recibir millones de euros por hacer lo que les gusta, que no es otra cosa que hacer deporte. Además tienen otra responsablididad por ser gente conocida y admirada por muchos niños y esta manera de comportarse no es ética precisamente.

Escrito por: Enrique Segura Jarillo (5ºB LADEM)

1 comentario:

Salvador Silvano Santos Clavero dijo...

Considero que la selección francesa debería plantearse seriamente llevar a los tres futbolistas franceses al mundial o por lo menos imponer una sanción disciplinaria a Gogou, Ribery y Bezema porque no es muy ético lo que han hecho, moralmente no es un buen ejemplo para los niños, ni para futuras promesas del fútbol que verán en este deporte un trampolín para el vicio a cualquier precio.
Espero que esto sirva de ejemplo para el mundo del deporte.