21 abr 2013

LEOPOLDO GONZÁLEZ 5ºB LADEM


Analfabeto, anciano, Alzheimer... la cara más dura de las preferentes



En las sentencias hasta la fecha se observa una mayoría de clientes de una edad alta -muchos de ellos eran pensionistas- en los que queda más claro que en otros casos que no fueron informados por sus oficinas bancarias del riesgo que suponía la inversión. "Alrededor del 90% de los afectados son ahorradores de toda la vida", explica Manuel Pardos, presidente de Adicae. "Está claro que una gran mayoría son personas de alta edad porque es este tipo de público el que tiene ahorros. Los jóvenes normalmente no los tienen, lo cual es aún más dramático porque estamos hablando de los ahorro de toda una vida en muchos casos", añade Pardos, quien sitúa la inversión media en 30.000 euros.
Estos son algunos de los casos más llamativos conocidos hasta ahora.

Vencimientos en el año 3.000

¿Cómo sería esperar casi 1.000 años para recuperar lo invertido? Es lo que se planteaba en el contrato de compra de participaciones preferentes que la CAM vendió a una mujer jubilada en junio de 2010. La pensionistalogró recuperar lo invertido gracias una sentencia en la que también se revelaba que las cuotas estaban emitidas por una sociedad en las Islas Caimán. "Piénsese, por ejemplo, en la fecha de vencimiento, 31 de diciembre del año 3000, o en la emisión por una sociedad de las Islas Caimán; se concluye, pues, que se le ofreció una información muy simplificada, que no le debió de generar suspicacia alguna", afirmaba el juez en la sentencia.
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Producto complejo para analfabetos

Las participaciones preferentes son productos complejos de alto riesgo que nunca se deberían haber comercializado a inversores con pocos conocimientos financieros. En algunos casos se llegó al extremo de que personas analfabetas llegaron a contratar estos productos, tal y como reveló 'El País' en junio del pasado año. En el contrato realizado por Caixanova (ahora Novagalicia) a una mujer mayor del pueblo gallego de Cangas do Morrazo se podía ver cómo firmó con su huella.
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Un contrato firmado con 80 años

Caja Madrid contactó con ella ofreciéndole "una suerte de depósito fijo" para los "mejores clientes" en el que "no había posibilidad de perder un euro del capital depositado". Así lo explicó al juez esta costurera viuda que firmó un contrato de compra de participaciones preferentes en 2009, cuando ya tenía 80 años. Esa avanzada edad hizo incluso afirmar al magistrado que la afirmación realizada por la comercial que vendió las participaciones de que "a la clienta no le importaba la liquidez" era un "verdadero sarcasmo".

Una anciana con Alzheimer

Un juzgado de Santander dictó a principios de este año a favor de una cliente de Liberbank, pensionista, sin especiales conocimientos financieros y enferma de Alzheimer. El juez condenó a la entidad a devolver los 30.000 euros que la ahorradora suscribió en 2009 a través de Caja Cantabria al considerar nulo el contrato.

Una cartilla infantil

El dinero de una cartilla infantil convertido en producto de alto riesgo. Otra sentencia obliga a Novagalicia Banco a devolver a la gallega Elisa Graña el dinero que tenía en su cartilla ocho años después de que la entidad lo convirtiese en participaciones preferentes sin que ni ella ni su madre fuesen conscientes de lo que estaban contratando -pensaban que era un depósito fijo-. Los 1.860 euros que tenía en la cartilla era el dinero que le habían dado sus abuelos en diferentes cumpleaños.
¿Vía judicial o arbitraje?
La principal duda que puede surgir en estos momentos a los afectados es si deben acudir a la vía judicial o al arbitraje puesto en marcha para lograr acuerdos extrajudiciales.
La vía judicial permite recuperar todo el dinero invertido si la sentencia es favorable aunque también tiene más gastos que el arbitraje, que es gratuito. Esta segunda vía es un sistema extrajudicial voluntario para resolver conflictos entre consumidores y empresas, al margen por tanto de una demanda judicial. Su resolución equivale a una sentencia firme (laudo) de obligado cumplimiento para las partes, no admitiendo recurso posterior de ningún tipo, mientras que por la vía judicial se puede recurrir hasta llegar al Supremo.
Adicae y otras asociaciones de consumidores recomiendan probar en primer lugar el arbitraje ya que el "experto independiente" -KPMG en el caso de Bankia, PriceWaterHouse, en el de Novagalicia y Ernst&Young, en el de Catalunya Banc- concluye si esa vía es procedente para el cliente y, si es así, da una estimación de la cantidad máxima que el cliente puede recibir. Según el Ministerio de Economía, una vez que se ha pasado ese filtro, los clientes tienen casi el 100% de probabilidades de ganar el proceso.
Si el cliente no está de acuerdo con la cifra estimada por el experto, tiene entonces la posibilidad de acudir por la vía judicial pero siempre que lo haga antes de firmar el convenio arbitral. Si firma, la vía judicial le queda cerrada.
Pardos, de Adicae, critica el arbitraje porque lo considera una "perversión de la naturaleza del arbitraje", que queda, según su opinión, en manos de la entidad bancaria y el experto auditor contratado. Sin embargo, aconseja probarlo antes de acudir a los jueces ya "aquellos a los que les toca la 'lotería'", es decir, a los que se les aprueba el reembolso de todo lo que invirtieron, pueden ahorrarse tiempo y dinero.
COMENTARIO PERSONAL

 Mientras en los consejos de administración de bancos y cajas haya políticos la banca no dejará de robar, da igual que sean ancianos, sanos o enfermos, trabajadores, inversores, a la banca le da igual, a ver quienes echan a las gentes de sus casas?? no son los bancos?? habría que saber los nombres de los políticos que tiene cada banco en sus consejos de administración para saber a donde van a parar los millones que nos roban a los ciudadanos de a pié y entonces quizás entenderíamos un poco como se enriquecen los que están arriba gobernándonos y hablándonos de crisis. Esta claro que nos están estafando.

Muchos dicen que los empleados de banca no son culpables, y sin embargo  sabían perfectamente que productos estaban colocando y buenas comisiones que se llevaban con el cumplimiento de objetivos. No ha habido moral alguna, y para esos empleados, el que tenían enfrente era un pobre incauto del que pronto olvidaban nombre y apellidos. han actuado todo como piratas, desde el más bajo al directivo más alto.

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