Los
sindicatos denuncian un ERE encubierto en la empresa, en manos de Damm y Cobega
Hace poco
se cumplía el primer aniversario de la adjudicación definitiva de Cacaolat a la alianza formada por la cervecera Damm, la
embotelladora de Coca-Cola Cobega y su socio Victory Turnaround. Cacaolat estaba a salvo tras
el concurso de acreedores presentado por Nueva Rumasa. La propuesta de la
alianza ganó con una oferta 130 millones de euros. Entre otras cosas, la oferta
contemplaba el mantenimiento de todos los puestos de trabajo tras ocho meses de
incertidumbre.
Pese a los compromisos, Cacaolat sufre desde pocas
semanas después de la adjudicación un goteo de despidos que han afectado a casi
90 empleados de unos 420. Los sindicatos acusan a los nuevos propietarios de
estar aplicando un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) encubierto. El
incumplimiento comenzó en mayo, dicen, cuando Damm y Cobega segregaron en una
nueva empresa la planta de Utebo (Zaragoza) y en julio despidieron mediante un
ERE a 48 de sus 90 empleados.
En paralelo, hubo despidos individuales y jubilaciones
forzadas tanto en las instalaciones de la calle de Pujades (fábrica y oficinas)
como en Parets del Vallès (distribución) y dos tandas de despidos concentrados:
una en octubre del año pasado, que afectó a 24 trabajadores, y otra hace dos
semanas, que tuvo 18 víctimas. Nunca, eso sí, los despidos han afectado a más
del 10% de un centro de trabajo en un plazo de 90 días, lo que obligaría a
presentar un ERE.
Despidos
“puntuales”
Fuentes
de la Cacaolat responden que los despidos son “puntuales” para “ajustar la
plantilla a la producción y tamaño actual”. “La sociedad adquirida tiene muchas
pérdidas y todavía no genera beneficios”, añaden las mismas fuentes. También
vinculan los despidos con el ERE temporal que durante el proceso de venta se
aplicó a los trabajadores por falta de liquidez. La nueva propiedad mantiene
que “tiene un proyecto firme con la planta de Santa Coloma”.
Las obras en la nueva fábrica
avanzan a buen ritmo y está previsto que las nuevas máquinas lleguen en julio.
De hecho, ya se ha cerrado Parets y la distribución se realiza desde las
antiguas instalaciones de Damm en Santa Coloma, según el presidente del comité
de empresa, Antonio Ubago (CGT). El temor de la plantilla es que el traslado
provoque una tercera oleada de despidos, porque la nueva maquinaria requerirá
de menos personal.
Comentario
resumen:
¿Es posible que Cacaolat esté
sufriendo un ERE encubierto?. Si fuera así, esto daría mucho que pensar, la
ética en las empresas tiene algún que otro roto…
Tras la incertidumbre que
sufrió Cacaolat en el momento en que la empresa Nueva Rumasa presentó el concurso
de acreedores no es normal que los empleados sigan con esta misma incertidumbre
ya que uno de los compromisos de Damm para adquirir Cacaolat era mantener todos
los puestos de trabajo, algo que como vemos no ha cumplido.
Lo único que provoca esta
incertidumbre es un desmotivación y desconfianza por parte de los trabajadores,
algo que no beneficia a ninguna de las dos partes.
Si se demostrara que realmente
estos despidos formaran parte de un ERE, estaríamos antes una irregularidad,
mucho más si los despidos continúan.
La realidad suele ser esta,
las empresas que compra a otras empresas se comprometen a cumplir todo lo
pactado, pero en el momento de la verdad no es así. Si realmente necesitas
reducir la plantilla no lo haces tan meticulosamente.
Patricia de Benito
5º B de LADEM
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